Lecturas del día:
Primera lectura
II Corintios 9:6-116 Mirad: el que siembra con mezquindad, cosechará también con mezquindad; el que siembra en abundancia, cosechará también en abundancia.7 Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría.8 Y poderoso es Dios para colmaros de toda gracia a fin de que teniendo, siempre y en todo, todo lo necesario, tengáis aún sobrante para toda obra buena.9 Como está escrito: Repartió a manos llenas; dio a los pobres; su justicia permanece eternamente.10 Aquel que provee de simiente al sembrador y de pan para su alimento, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia.11 Sois ricos en todo para toda largueza, la cual provocará por nuestro medio acciones de gracias a Dios.Salmo responsorial
Salmo 112:1-4, 91 ¡Aleluya! ¡Dichoso el hombre que teme a Yahveh, que en sus mandamientos mucho se complace!2 Fuerte será en la tierra su estirpe, bendita la raza de los hombres rectos.3 Hacienda y riquezas en su casa, su justicia por siempre permanece.4 En las tinieblas brilla, como luz de los rectos, tierno, clemente y justo.9 Con largueza da a los pobres; su justicia por siempre permanece, su frente se levanta con honor.Evangelio
Mateo 6:1-6, 16-181 «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial.2 Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.3 Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha;4 así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.5 «Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.6 Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.16 «Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga.17 Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,18 para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
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