Lecturas del día:
Primera lectura
Josué 24:1-2, 15-181 Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquem, llamó a los ancianos de Israel, a sus jefes, jueces y escribas que se situaron en presencia de Dios.2 Josué dijo a todo el pueblo: «Esto dice Yahveh el Dios de Israel: Al otro lado del Río habitaban antaño vuestros padres, Téraj, padre de Abraham y de Najor, y servían a otros dioses.15 Pero, si no os parece bien servir a Yahveh, elegid hoy a quién habéis de servir, o a los dioses a quienes servían vuestros padres más allá del Río, o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis ahora. Yo y mi familia serviremos a Yahveh.»16 El pueblo respondió: «Lejos de nosotros abandonar a Yahveh para servir a otros dioses.17 Porque Yahveh nuestro Dios es el que nos hizo subir, a nosotros y a nuestros padres, de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre, y el que delante de nuestros ojos obró tan grandes señales y nos guardó por todo el camino que recorrimos y en todos los pueblos por los que pasamos.18 Además Yahveh expulsó delante de nosotros a todos esos pueblos y a los amorreos que habitaban en el país. También nosotros serviremos a Yahveh, porque él es nuestro Dios.»Salmo responsorial
Salmo 34:2-3, 16-212 Bendeciré a Yahveh en todo tiempo, sin cesar en mi boca su alabanza;3 en Yahveh mi alma se gloría, ¡óiganlo los humildes y se alegren!16 Los ojos de Yahveh sobre los justos, y sus oídos hacia su clamor,17 el rostro de Yahveh contra los malhechores, para raer de la tierra su memoria.18 Cuando gritan aquéllos, Yahveh oye, y los libra de todas sus angustias;19 Yahveh está cerca de los que tienen roto el corazón. él salva a los espíritus hundidos.20 Muchas son las desgracias del justo, pero de todas le libera Yahveh;21 todos sus huesos guarda, no será quebrantado ni uno solo.Segunda lectura
Efesios 5:21-3221 Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo.22 Las mujeres a sus maridos, como al Señor,23 porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo.24 Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.25 Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella,26 para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra,27 y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada.28 Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo.29 Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia,30 pues somos miembros de su Cuerpo.31 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne.32 Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia.O también:
Efesios 5:2, 25-322 y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma.25 Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella,26 para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra,27 y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada.28 Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo.29 Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia,30 pues somos miembros de su Cuerpo.31 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne.32 Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia.Evangelio
Juan 6:60-6960 Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?»61 Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza?62 ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?...63 «El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.64 «Pero hay entre vosotros algunos que no creen.» Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.65 Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.»66 Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él.67 Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»68 Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna,69 y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.»
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