Lecturas del día:
Primera lectura
I Tesalonicenses 4:1-81 Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús a que viváis como conviene que viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros, y a que progreséis más.2 Sabéis, en efecto, las instrucciones que os dimos de parte del Señor Jesús.3 Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os alejéis de la fornicación,4 que cada uno de vosotros sepa poseer su cuerpo con santidad y honor,5 y no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios.6 Que nadie falte a su hermano ni se aproveche de él en este punto, pues el Señor se vengará de todo esto, como os lo dijimos ya y lo atestiguamos,7 pues no nos llamó Dios a la impureza, sino a la santidad.8 Así pues, el que esto deprecia, no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os hace don de su Espíritu Santo.Salmo responsorial
Salmo 97:1-2, 5-6, 10-121 ¡Reina Yahveh! ¡La tierra exulte, alégrense las islas numerosas!2 Nube y Bruma densa en torno a él, Justicia y Derecho, la base de su trono.5 Los montes como cera se derriten ante el Dueño de la tierra toda;6 los cielos anuncian su justicia, y todos los pueblos ven su gloria.10 Yahveh ama a los que el mal detestan, él guarda las almas de sus fieles y de la mano de los impíos los libra.11 La luz se alza para el justo, y para los de recto corazón la alegría.12 Justos, alegraos en Yahveh, celebrad su memoria sagrada.Evangelio
Mateo 25:1-131 «Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio.2 Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes.3 Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite;4 las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas.5 Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron.6 Mas a media noche se oyó un grito: "¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!"7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas.8 Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan."9 Pero las prudentes replicaron: "No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis."10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.11 Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: "¡Señor, señor, ábrenos!"12 Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco."13 Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.Primera lectura
Eclesiástico 26:1-4, 13-161 Feliz el marido de mujer buena, el número de sus días se duplicará.2 Mujer varonil da contento a su marido, que acaba en paz la suma de sus años.3 Mujer buena es buena herencia, asignada a los que temen al Señor:4 sea rico o pobre, su corazón es feliz, en todo tiempo alegre su semblante.13 La gracia de la mujer recrea a su marido, y su ciencia reconforta sus huesos.14 Un don del Señor la mujer silenciosa, no tiene precio la bien educada.15 Gracia de gracias la mujer pudorosa, no hay medida para pesar a la dueña de sí misma.16 Sol que sale por las alturas del Señor es la belleza de la mujer buena en una casa en orden.Salmo responsorial
Salmo 131:1-31 Canción de las subidas. De David. No está inflado, Yahveh, mi corazón, ni mis ojos subidos. No he tomado un camino de grandezas ni de prodigios que me vienen anchos.2 No, mantengo mi alma en paz y silencio como niño destetado en el regazo de su madre. ¡Como niño destetado está mi alma en mí!3 ¡Espera, Israel, en Yahveh desde ahora y por siempre!Evangelio
Lucas 7:11-1711 Y sucedió que a continuación se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre.12 Cuando se acercaba a la puerta de la ciuadad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad.13 Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores.»14 Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate.»15 El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre.16 El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo».17 Y lo que se decía de él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina.
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