miércoles, 5 de noviembre de 2008

evangelio miercoles 5 de noviembre 2008

Tiempo Ordinario: (2ª Parte)

1ª Lectura

Flp 2,12-18

12 Por tanto, queridos hermanos, como siempre habéis obedecido, no sólo durante mi presencia, sino también y mucho más mientras estuve ausente, trabajad por vuestra salvación con profundo acatamiento 13 pues es Dios el que obra en vosotros el querer y el obrar, según su voluntad. 14 Hacedlo todo sin críticas ni discusiones, 15 a fin de que seáis irreprochables y sin malicia, hijos de Dios irreprensibles en medio de esta generación perversa y descarriada, en medio de la cual brilláis como astros en el universo, 16 manteniendo firme la palabra de vida, de modo que pueda presumir en el día de Cristo de no haber corrido ni trabajado inútilmente. 17 Y aunque tuviera que derramar mi sangre como libación sobre el sacrificio y la ofrenda de vuestra fe, me gozo y congratulo con todos vosotros. 18 Alegraos también vosotros de esto mismo y congratulaos conmigo.

Salmo Responsorial

Sal 27,1

1 De David El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién podré temer? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿ante quién puedo temblar?

Sal 27,4

4 Una cosa pido al Señor, sólo eso busco: habitar en la casa del Señor todos los días de mi ida para gustar la dulzura del Señor y contemplar la belleza de su templo.

Sal 27,13-14

13 Yo estoy seguro que he de ver los bienes del Señor en el mundo de los vivos. 14 Espera en el Señor, ten ánimo, sé fuerte, espera en el Señor.

Evangelio

Lc 14,25-33

25 Le seguía mucha gente. Él se volvió y les dijo: 26 «Si uno viene a mí y no deja a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, hermanos y hermanas, y aun su propia vida, no puede ser discípulo mío. 27 El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. 28 Porque, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero para calcular los gastos y ver si tendrá para terminarla? 29 No sea que, si pone los cimientos y no puede acabar la obra, todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, 30 diciendo: Éste comenzó a construir y no ha podido terminar. 31 O ¿qué rey, si va a ir a la guerra contra otro, no se sienta antes a considerar si puede enfrentarse con diez mil al que viene contra él con veinte mil? 32 Y si ve que no, cuando todavía está lejos, envía una embajada pidiendo la paz. 33 Así pues, el que de vosotros no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo.

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