jueves, 9 de diciembre de 2010

Evangelio 10 de Diciembre de 2010

  • Primera Lectura: Isaías 48, 17-19
    "¡Ojalá hubieras obedecido mis mandatos!"

    Esto dice el Señor, tu redentor, el Santo de Israel:
    «Yo, el Señor tu Dios, te instruyo por tu bien, te marco el camino a seguir. ¡Ojalá hubieras atendido mis mandatos! Tu bienestar sería como un río; tu prosperidad, como las olas del mar; tu descendencia sería como la arena; como sus granos, los frutos de tus entrañas; tu nombre no habría sido borrado ni apartado de mi presencia».

  • Salmo Responsorial: 1
    "Dichoso quien confía en el Señor."

    Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se entretiene en el camino de los pecadores, ni se sienta con los arrogantes, sino que pone su alegría en la ley del Señor, meditándola día y noche.
    R. Dichoso quien confía en el Señor.

    Es como un árbol plantado junto al río: da fruto a su tiempo y sus hojas no se marchitan; todo lo que hace le sale bien.
    R. Dichoso quien confía en el Señor.

    No sucede lo mismo con los malvados, pues son como paja que se lleva el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los malvados lleva a la perdición.
    R. Dichoso quien confía en el Señor.

  • Evangelio: Mateo 11, 16-19
    "No escuchan ni a Juan ni al Hijo del hombre"

    En aquel tiempo dijo Jesús a la gente:
    «¿Con quién compararé a esta generación? Es como esos muchachos que, sentados en la plaza, gritan a los otros este refrán: “Hemos tocado la flauta y no han bailado, hemos entonado lamentaciones y no han llorado”. Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: “Está endemoniado”. Viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tienen un comilón y un borracho, amigo de recaudadores de impuestos y pecadores”.
    Pero la sabiduría ha quedado avalada por sus obras».

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