miércoles, 12 de enero de 2011

Evangelio 12 de Enero de 2011

  • Primera Lectura: Hebreos 2, 14-18
    "Tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser compasivo"

    Hermanos: Puesto que los hijos tenían en común la carne y la sangre, también Jesús las compartió para poder destruir con su muerte al que tenía poder para matar, es decir, al diablo, y librar a aquellos a quienes el temor a la muerte tenía esclavizados de por vida. Porque ciertamente no ha venido en auxilio de los ángeles, sino en auxilio de la raza de Abrahán. Por eso tenía que ser hecho en todo semejante a sus hermanos para llegar a ser un sumo sacerdote misericordioso y digno de confianza en las cosas de Dios, capaz de obtener el perdón de los pecados del pueblo.
    Precisamente porque él mismo fue sometido al sufrimiento y a la prueba, puede socorrer ahora a los que están bajo la prueba.

  • Salmo Responsorial: 104
    "El Señor se acuerda de su alianza eternamente."

    Den gracias al Señor, invoquen su nombre, publiquen entre los pueblos sus proezas, cántenle, toquen en su honor, proclamen sus maravillas.
    R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

    Gloríense de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. Recurran al Señor y a su poder, busquen su rostro sin descanso.
    R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

    Descendencia de Abrahán, su siervo, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra están en vigor sus
    decretos.
    R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

    El Señor se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra que ha dado por mil generaciones; del pacto concluido con Abrahán y del juramento que hizo a Isaac.
    R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

  • Evangelio: Marcos 1, 29-39
    "Curó a muchos enfermos de diversos males"

    En aquel tiempo, al salir de la sinagoga, Jesús se fue inmediatamente a casa de Simón y de Andrés, con Santiago y Juan. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre. Se lo dijeron a Jesús y él se acercó, la tomó de la mano y la levantó. Se le quitó la fiebre y se puso a servirlos.
    Al atardecer, cuando ya se había puesto el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. El sanó entonces a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero a éstos no los dejaba hablar, pues sabían quién era.
    Muy de madrugada, antes del amanecer, se levantó, salió, se fue a un lugar solitario y allí comenzó a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca. Cuando lo encontraron le dijeron:
    «Todos te buscan».
    Jesús les contestó:
    «Vamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para predicar también allí, pues para esto he venido».
    Y se fue a predicar en las sinagogas judías por toda Galilea, expulsando los demonios.

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