Autor: Yrlánder Hernández | Fuente: Catholic.net
Marcos 11, 27-33. Tiempo Ordinario. La Iglesia está llamada y comprometida a ejercer autoridad, que es servicio, en nombre de Jesucristo. | |
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11, 27-33 Vuelven a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían: « ¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?». Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme». Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: "Del cielo", dirá: "Entonces, ¿por qué no le creísteis?". Pero ¿vamos a decir: "De los hombres?"». Tenían miedo a la gente; pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta. Responden, pues, a Jesús: «No sabemos». Jesús entonces les dice: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto». Oración introductoria Señor Jesús, Tú has hecho tantas cosas por mí que no necesitas respaldos que te autoricen para hacer lo que haces. También les has dado autoridad a tus servidores los sacerdotes para que nos bauticen, nos confiesen y den la comunión. Señor, los fariseos no vieron con fe tus obras ni las de tus discípulos, yo no quiero caer en el mismo error. Petición Señor que reconozca tu poder en las manos de tus ministros. Meditación La Iglesia está llamada y comprometida a ejercer este tipo de autoridad, que es servicio, y no la ejerce a título personal, sino en el nombre de Jesucristo, que recibió del Padre todo poder en el cielo y en la tierra (cf. Mt 28, 18). A través de los pastores de la Iglesia, en efecto, Cristo apacienta su rebaño: es él quien lo guía, lo protege y lo corrige, porque lo ama profundamente. Pero el Señor Jesús, Pastor supremo de nuestras almas, ha querido que el Colegio apostólico, hoy los obispos, en comunión con el Sucesor de Pedro, y los sacerdotes, sus colaboradores más valiosos, participen en esta misión suya de hacerse cargo del pueblo de Dios, de ser educadores en la fe, orientando, animando y sosteniendo a la comunidad cristiana o, como dice el Concilio, «procurando personalmente, o por medio de otros, que cada uno de los fieles sea conducido en el Espíritu Santo a cultivar su propia vocación según el Evangelio, a la caridad sincera y diligente y a la libertad con que Cristo nos liberó». (Benedicto XVI, Audiencia general, 26 de mayo de 2010). Reflexión apostólica Hoy como en los tiempos de Cristo, muchas personas acuden a los pastores de Dios, a los mensajeros de Dios. Juan era un hombre santo y la gente se acercaba a él no sólo por su persona sino sobre todo porque era un ministro de Dios. La gente no venía por Juan sino por el bautismo que recibían. Necesitamos una mayor visión de fe para acercarnos a los sacramentos sin cuestionarnos tanto; la lógica humana nunca nos dará todas las respuestas. Más si somos consientes que el poder viene de lo alto, ni siquiera nos fijaremos en el ministro sino que estaremos conectados con Dios, enfocados en recibir las gracias que recibimos en cada sacramento. Propósito Hoy me confesaré viendo a Cristo en el sacerdote. Diálogo con Cristo Señor Jesús, el bautismo de Juan viene de lo alto. Los sacramentos que nos has regalado también. Te pido por tus siervos, los sacerdotes, que los administran para que sean santos como Juan el Bautista, como tú lo quieres. Señor aumenta mi fe para verte en los sacerdotes y aumenta mi amor por ti para que me acerque a esos regalos tuyos que son los sacramentos. Gracias, Jesús, por los sacramentos y por los sacerdotes, ambos son un apoyo en el camino al cielo. “Iluminados y animados por tu Palabra, te pedimos, Señor, por todos aquellos que ya han seguido y ahora viven tu llamada” (Benedicto XVI) |
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