martes, 3 de enero de 2012

Evangelio 3 de Enero de 2011


  • Primera Lectura: I Juan 2, 29; 3, 1-6
    "El que permanece en Dios, no peca"
    Queridos hijos: Si saben que Dios es justo, reconozcan también que todo el que cumple la voluntad de Dios ha nacido de él. 
    Consideren el amor tan grande que nos ha demostrado el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos.
    El mundo no nos conoce, porque no lo ha conocido a él.
    Hermanos míos, ahora somos ya hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
    Todo el que tiene en él esta esperanza se purifica a sí mismo, como él es puro. Todo el que peca se rebela contra Dios, porque el pecado es la rebeldía. Saben que él se ha manifestado para borrar los pecados, y que en él no hay pecado. 
    El que permanece en él, no continúa pecando. Todo el que peca, ni lo ha visto ni lo ha conocido.
  • Salmo Responsorial: 97
    "Toda la tierra ha visto la victoria de nuestro Dios."

    Canten al Señor un canto nuevo, porque ha hecho maravillas; su mano le ha dado la victoria, su santo brazo.
    Toda la tierra ha visto la victoria de nuestro Dios.

    Toda la tierra ha visto la victoria de nuestro Dios: aclamen al Señor, habitantes de toda la tierra, estallen de gozo, griten de alegría, canten.
    Toda la tierra ha visto la victoria de nuestro Dios.

    Canten al Señor con la cítara y los demás instrumentos; al son de trompetas y clarines aclamen al Señor, que es Rey.
    Toda la tierra ha visto la victoria de nuestro Dios.
  • Evangelio: Juan 1, 29-34
    "Este es el Cordero de Dios"
    Al día siguiente, Juan vio a Jesús, que se acercaba a él, y dijo.
    «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. A éste me refería yo cuando dije: “Detrás de mí viene uno superior a mí, porque existía antes que yo”. Yo mismo no lo conocía; pero la razón por la cual yo bautizo con agua es para que él se manifieste a Israel».
    Y Juan dio testimonio diciendo:
    «Yo he visto que el Espíritu bajaba desde el cielo como una paloma y permanecía sobre él. Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas que baja el Espíritu y permanece sobre él, ése es quien bautizará con Espíritu Santo”. 
    Y como lo he visto, doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios».

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