lunes, 23 de julio de 2018

Evangelio meditado

Maestro, queremos ver un signo tuyo
Santo Evangelio según San Mateo 12, 38-42. Lunes XVI de Tiempo Ordinario.


Por: H. David Mauricio Sánchez Mejía, L.C. | Fuente: missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por darme un día más de vida, por darme la oportunidad de acercarme cada vez más a Ti. Ayúdame a darme cuenta que Tú debes ser el centro de mi vida alrededor del cual todas las otras preocupaciones deben girar.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 12, 38-42
En aquel tiempo, le dijeron a Jesús algunos escribas y fariseos: "Maestro, queremos verte hacer una señal prodigiosa". Él les respondió: "Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal, pero la única señal que se le dará, será la del profeta Jonás. Pues de la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de la ballena, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra.
Los habitantes de Nínive se levantarán el día del juicio contra esta gente y la condenarán, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay alguien más grande que Jonás.
La reina del sur se levantará el día del juicio contra esta gente y la condenará, porque ella vino de los últimos rincones de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien más grande que Salomón".
Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Los fariseos piden una señal, y ¿acaso no es justo que Jesús pruebe que lo que dice ser, es verdad? Si alguien dijera que ha descubierto la cura contra el cáncer o la solución a todos los problemas, ¿no le pediríamos, es más, le exigiríamos que pruebe que lo que dice, es verdad? El problema con los fariseos y la negativa de Jesús no es tanto en la petición que le hacen sino en que, aun después de ver todos los signos hechos por Jesús (curaciones de enfermos, expulsión de demonios e incluso el perdón de los pecados), los fariseos se niegan a creer y tienen el descaro de seguir pidiendo más.
Jesús no es un déspota que te pide adhesión y obediencia sin más. ¡No! Él te invita a que hagas una experiencia de su amor y de su amistad. Te invita a descubrir en Él una persona que sólo quiere lo mejor para ti, sin importar la condición o el lugar en que te encuentres. Lo único que pide es un corazón dispuesto a adentrarse en lo más profundo de sí, que reconozca sus errores y que esté dispuesto, una vez hecha la experiencia de Dios, a entablar una amistad firme y sincera con Él.
Como sucedió en tiempo de Jonás, hoy también apostamos por la conversión; hay signos que se vuelven luz en el camino y anuncio de salvación. Sé del trabajo de tantas organizaciones de la sociedad civil a favor de los derechos de los migrantes. Sé también del trabajo comprometido de tantas hermanas religiosas, de religiosos y sacerdotes, de laicos que se la juegan en el acompañamiento y en la defensa de la vida. Asisten en primera línea arriesgando muchas veces la suya propia. Con sus vidas son profetas de misericordia, son el corazón comprensivo y los pies acompañantes de la Iglesia que abre sus brazos y sostiene. Es tiempo de conversión, es tiempo de salvación, es tiempo de misericordia.
(Homilía de S.S. Francisco, 17 de febrero de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En algún momento del día me detendré en una iglesia yle pediré al Señor que me dé la gracia de experimentar su amor y amistad.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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