Lecturas del día:
Primera lectura
Éxodo 1:8-14, 228 Se alzó en Egipto un nuevo rey, que nada sabía de José;9 y que dijo a su pueblo: «Mirad, los israelitas son un pueblo más númeroso y fuerte que nosotros.10 Tomemos precauciones contra él para que no siga multiplicándose, no sea que en caso de guerra se una también él a nuestros enemigos para luchar contra nosotros y salir del país.»11 Les impusieron pues, capataces para aplastarlos bajo el peso de duros trabajos; y así edificaron para Faraón las ciudades de depósito: Pitom y Ramsés.12 Pero cuanto más les oprimían, tanto más crecían y se multiplicaban, de modo que los egipcios llegaron a temer a los israelitas.13 Y redujeron a cruel servidumbre a los israelitas,14 les amargaron la vida con rudos trabajos de arcilla y ladrillos, con toda suerte de labores del campo y toda clase de servidumbre que les imponían por crueldad.22 Entonces Faraón dio a todo su pueblo esta orden: «Todo niño que nazca lo echaréis al Río; pero a las niñas las dejaréis con vida.»Salmo responsorial
Salmo 124:1-81 Canción de las subidas. De David. Si Yahveh no hubiera estado por nosotros, - que lo diga Israel -2 si Yahveh no hubiera estado por nosotros, cuando contra nosotros se alzaron los hombres,3 vivos entonces nos habrían tragado en el fuego de su cólera.4 Entonces las aguas nos habrían anegado, habría pasado sobre nosotros un torrente,5 habrían pasado entonces sobre nuestra alma aguas voraginosas.6 ¡Bendito sea Yahveh que no nos hizo presa de sus dientes!7 Nuestra alma como un pájaro escapó del lazo de los cazadores. El lazo se rompió y nosotros escapamos;8 nuestro socorro en el nombre de Yahveh, que hizo el cielo y la tierra.Evangelio
Mateo 10:34--11:134 «No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada.35 Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra;36 y enemigos de cada cual serán los que conviven con él.37 «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.38 El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.39 El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.40 «Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado.41 «Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá.42 «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa.»1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
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