Tiempo Ordinario: (2ª Parte)
1ª Lectura
Ez 37,1-14
1 El Señor puso su mano sobre mí, me trasladó por medio de su espíritu y me dejó en medio de la vega, que estaba llena de huesos. 2 Me hizo pasar por ellos en todas las direcciones. Era una cantidad inmensa a lo largo de la vega y estaban completamente secos. 3 Y me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?». Yo le respondí: «Señor Dios, tú lo sabes». 4 Y me dijo: «Profetiza sobre estos huesos y diles: ¡Huesos resecos, escuchad la palabra del Señor! 5 Esto dice el Señor Dios a estos huesos: Yo haré que entre de nuevo el espíritu en vosotros y reviviréis. 6 Os cubriré de nervios, haré crecer sobre vosotros la carne, os echaré encima la piel y os infundiré el espíritu y viviréis, y sabréis que yo soy el Señor».7 Yo profeticé como me había ordenado, y mientras profetizaba se sintió un ruido; hubo un estremecimiento y los huesos se juntaron unos a otros. 8 Miré y vi aparecer sobre ellos los nervios, crecer la carne y recubrirse todo de piel. Pero no tenían el espíritu de vida. 9 Entonces él me dijo: «Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Esto dice el Señor Dios: ¡Ven, espíritu, de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos para que revivan!». 10 Profeticé como el Señor me había ordenado, y el espíritu entró en aquellos huesos, que se reanimaron y se pusieron en pie. Era una cantidad inmensa.
EXPLICACIÓN DE LA VISIÓN
11 Y me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos andan diciendo: ¡Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, estamos perdidos para siempre! 12 Pr eso profetiza y diles: Esto dice el Señor Dios: Mirad, yo abriré vuestras tumbas, os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. 13 Y sabréis que yo soy el Señor, cuando abra vuestras tumbas y os haga salir de vuestros sepulcros, pueblo mío. 14 Infundiré en vosotros mi espíritu y reviviréis; os estableceré en vuestro suelo y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago», dice el Señor.
Salmo Responsorial
Sal 107,2-3
2 Que lo digan los que el Señor ha liberado, los que él ha rescatado de la mano de los opresores,3 los que ha reunido de todos los países del norte y del sur, del este y del oeste.
Sal 107,4-5
4 Andaban errantes por el desierto solitario sin encontrar camino de ciudad habitada; 5 hambrientos y sedientos, su vida se agotaba.
Sal 107,6-7
6 En su angustia gritaron al Señor, y él los libró de sus apuros.7 Los puso en el camino justo y llegaron a ciudad habitada.
Sal 107,8-9
8 Den gracias al Señor por su amor, por sus milagros en favor de los humanos.9 Porque él apagó la sed de los sedientos y colmó de comida a los hambrientos.
Evangelio
Mt 22,34-40
34 Cuando los fariseos oyeron que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron, 35 y uno de ellos, doctor en la ley, le preguntó para tentarlo: 36 «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?». 37 Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. 38 Éste es el principal y primer mandamiento. 39 El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 En estos dos mandamientos se resume toda la ley y los profetas».
1ª Lectura
Ez 37,1-14
1 El Señor puso su mano sobre mí, me trasladó por medio de su espíritu y me dejó en medio de la vega, que estaba llena de huesos. 2 Me hizo pasar por ellos en todas las direcciones. Era una cantidad inmensa a lo largo de la vega y estaban completamente secos. 3 Y me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?». Yo le respondí: «Señor Dios, tú lo sabes». 4 Y me dijo: «Profetiza sobre estos huesos y diles: ¡Huesos resecos, escuchad la palabra del Señor! 5 Esto dice el Señor Dios a estos huesos: Yo haré que entre de nuevo el espíritu en vosotros y reviviréis. 6 Os cubriré de nervios, haré crecer sobre vosotros la carne, os echaré encima la piel y os infundiré el espíritu y viviréis, y sabréis que yo soy el Señor».7 Yo profeticé como me había ordenado, y mientras profetizaba se sintió un ruido; hubo un estremecimiento y los huesos se juntaron unos a otros. 8 Miré y vi aparecer sobre ellos los nervios, crecer la carne y recubrirse todo de piel. Pero no tenían el espíritu de vida. 9 Entonces él me dijo: «Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Esto dice el Señor Dios: ¡Ven, espíritu, de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos para que revivan!». 10 Profeticé como el Señor me había ordenado, y el espíritu entró en aquellos huesos, que se reanimaron y se pusieron en pie. Era una cantidad inmensa.
EXPLICACIÓN DE LA VISIÓN
11 Y me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos andan diciendo: ¡Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, estamos perdidos para siempre! 12 Pr eso profetiza y diles: Esto dice el Señor Dios: Mirad, yo abriré vuestras tumbas, os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. 13 Y sabréis que yo soy el Señor, cuando abra vuestras tumbas y os haga salir de vuestros sepulcros, pueblo mío. 14 Infundiré en vosotros mi espíritu y reviviréis; os estableceré en vuestro suelo y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago», dice el Señor.
Salmo Responsorial
Sal 107,2-3
2 Que lo digan los que el Señor ha liberado, los que él ha rescatado de la mano de los opresores,3 los que ha reunido de todos los países del norte y del sur, del este y del oeste.
Sal 107,4-5
4 Andaban errantes por el desierto solitario sin encontrar camino de ciudad habitada; 5 hambrientos y sedientos, su vida se agotaba.
Sal 107,6-7
6 En su angustia gritaron al Señor, y él los libró de sus apuros.7 Los puso en el camino justo y llegaron a ciudad habitada.
Sal 107,8-9
8 Den gracias al Señor por su amor, por sus milagros en favor de los humanos.9 Porque él apagó la sed de los sedientos y colmó de comida a los hambrientos.
Evangelio
Mt 22,34-40
34 Cuando los fariseos oyeron que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron, 35 y uno de ellos, doctor en la ley, le preguntó para tentarlo: 36 «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?». 37 Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. 38 Éste es el principal y primer mandamiento. 39 El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 En estos dos mandamientos se resume toda la ley y los profetas».
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