jueves, 4 de septiembre de 2008

Evangelio y lecturas 05 de Septiembre 2008

Tiempo Ordinario: (2ª Parte)

1ª Lectura
1Cor 4,1-5
1 Que la gente nos tenga como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. 2 Ahora bien, lo que se pide a los administradores es que sean fieles. 3 A mí poco me importa ser juzgado por vosotros o por un tribunal humano. Ni yo mismo me juzgo. 4 No me siento culpable de nada; pero no por esto quedo justificado, porque quien me juzga es el Señor. 5 Así pues, nada juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Señor, que iluminará los escondrijos de las tinieblas y pondrá de manifiesto las intenciones del corazón, y entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que merezca.

Salmo Responsorial
Sal 37,3-4
3 Confía en el Señor y haz el bien, para habitar en tu tierra y vivir tranquilo; 4 busca en el Señor tus delicias, y él te dará lo que tu corazón desea.
Sal 37,5-6
5 Confía al Señor toda tu vida y fíate de él, que él sabrá lo que hace: 6 hará que luzca tu justicia como la aurora y que tu derecho resplandezca como el mediodía.

Sal 37,27-28
27 Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás un lugar donde vivir; 28 porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles; los malhechores serán para siempre aniquilados y la raza de los criminales será exterminada;
Sal 37,39-40
39 La salvación de los justos viene del Señor, él es su fortaleza en tiempos de peligro; 40 el Señor los ayuda y los libra, los libra de los malvados y los salva porque en él han buscado su refugio.

Evangelio
Lc 5,33-39
33 Ellos le dijeron: «Los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan con frecuencia y hacen oraciones, pero tus discípulos comen y beben». 34 Jesús les contestó: « ¿Es que pueden ayunar los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? 35 Pero vendrán días en que les quiten al esposo; entonces ayunarán». 36 Les dijo además una parábola: «Nadie corta una pieza de un traje nuevo para remendar un vestido viejo, pues estropearía el nuevo y la pieza nueva no caería bien en el viejo. 37 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo reventaría los odres, el vino se derramaría y los odres se perderían; 38 sino que el vino nuevo se echa en odres nuevos. 39 Y nadie, después de haber bebido vino añejo, quiere luego el nuevo, pues dice: El vino añejo es mejor».

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