domingo, 31 de agosto de 2008

Evangelio y lecturas 31 de Agosto 2008

Tiempo Ordinario: (2ª Parte)
1ª Lectura
Jer 20,7-9
7 Tú me has seducido, Señor, y yo me he dejado seducir; has sido más fuerte que yo, me has podido. Me he convertido en irrisión continua, todos se burlan de mí. 8 Pues cada vez que hablo tengo que gritar y proclamar: «¡Violencia y ruina!».La palabra del Señor es para mí oprobio y burla todo el día. 9 Yo me decía: No pensaré más en él, no hablaré más en su nombre. Pero había en mi corazón como un fuego abrasador encerrado en mis huesos; me he agotado en contenerlo y no lo he podido soportar.

Salmo Responsorial
Sal 63,2
2 Oh Dios, tú eres mi Dios; desde el amanecer ya te estoy buscando, mi alma tiene sed de ti, en pos de ti mi ser entero desfallece cual tierra de secano árida y falta de agua.
Sal 63,3-4
3 Así en el santuario te contemplo para ver tu gloria y tu poder. 4 Tu amor vale más que la vida, mis labios te alabarán;
Sal 63,5-6
5 toda mi vida te bendeciré, en tu nombre levantaré mis manos; 6 me saciaré como en banquete espléndido, mi boca te alabará con labios jubilosos.
Sal 63,8-9
8 porque tú eres mi auxilio y a la sombra de tus alas me recreo; 9 me abrazo a ti con toda el alma, y tu diestra me sostiene.

2ª Lectura
Rom 12,1-2
1 Hermanos, os ruego, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, consagrado, agradable a Dios; éste es el culto que debéis ofrecer. 2 Y no os acomodéis a este mundo; al contrario, transformaos y renovad vuestro interior para que sepáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.

Evangelio
Mt 16,21-27
21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que él tenía que ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos del pueblo, de los sumos sacerdotes y de los maestros de la ley, ser matado y resucitar al tercer día. 22 Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderle: «¡Dios te libre, Señor! ¡No te sucederá eso!». 23 Pero él, volviéndose, le dijo: «¡Apártate de mí, Satanás!, pues eres un obstáculo para mí, porque tus sentimientos no son los de Dios, sino los de los hombres».
NECESIDAD DE LA ABNEGACIÓN24 Luego dijo a sus discípulos: «El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25 Porque el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí la encontrará. 26 ¿Qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué dará el hombre a cambio de su vida? 27 Porque el hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras.

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