sábado, 20 de diciembre de 2008

Evangelio 20 de Diciembre 2008

Adviento

1ª Lectura
Is 7,10-14
10 El Señor se dirigió otra vez a Acaz y le dijo: 11 «Pide al Señor tu Dios una señal, aunque sea en las profundidades del abismo o en las alturas del cielo». 12 Acaz respondió: «No la pediré, no quiero tentar al Señor». 13 Isaías dijo: Escuchad, pues, casa de David:¿os parece poco cansar a los hombres,para que queráis también cansar a mi Dios? 14 El Señor mismo os dará una señal.
Mirad: la virgen encinta da a luz un hijo, a quien ella pondrá el nombre de Emanuel.

Salmo Responsorial
Sal 24,1-2
1 Salmo de David Del Señor es la tierra y lo que en ella hay, el universo y los que en él habitan;
2 porque él echó sus cimientos y la asentó sobre los mares y ríos.

Sal 24,3-4
3 ¿Quién podrá subir al monte del Señor?, ¿quién podrá estar en su recinto santo? 4 El hombre de manos inocentes y limpio corazón, que no entrega su alma a la mentira y nunca jura en falso.

Sal 24,5-6
5 Ése recibirá la bendición del Señor, y Dios, su salvador, le hará justicia. 6 Tal es la raza de los que lo buscan, los que buscan el rostro del Dios de Jacob.

Evangelio
Lc 1 26-38
1 Ilustre Teófilo: Puesto que muchos han intentado componer la narración de las cosas realizadas entre nosotros 2 según nos lo han enseñado los mismos que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, 3 me ha parecido también a mí, que he investigado cuidadosamente todo desde los orígenes, hacerte una narración ordenada, 4 para que conozcas el fundamento de las enseñanzas que has recibido de palabra.
II. INFANCIA Y VIDA OCULTA
(1,5-4,13)
ANUNCIO DEL NACIMIENTO DEL BAUTISTA
5 En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del grupo de Abías, cuya mujer era descendiente de Aarón y se llamaba Isabel. 6 Ambos eran justos ante Dios, pues guardaban irreprochablemente todos los mandamientos y preceptos del Señor. 7 No tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos de avanzada edad. 8 Estando él de servicio ante Dios en el turno de su grupo, le tocó en suerte, 9 conforme al uso litúrgico, entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso. 10 Todo el pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. 11 Y se le apareció a Zacarías un ángel del Señor, en pie, a la derecha del altar del incienso. 12 Zacarías se asustó al verlo, y se llenó de miedo. 13 El ángel le dijo: «No tengas miedo, Zacarías, pues tu petición ha sido escuchada, y tu mujer Isabel te dará un hijo, al que pondrás por nombre Juan. 14 Será para ti causa de gozo y alegría; y muchos se alegrarán de su nacimiento, 15 porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licores y estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre. 16 Convertirá a muchos israelitas al Señor, su Dios. 17 Irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y enseñar a los rebeldes la sabiduría de los justos, a fin de preparar al Señor un pueblo bien dispuesto». 18 Zacarías dijo al ángel: «¿Cómo sabré que es así? Pues yo soy viejo, y mi mujer de avanzada edad». 19 El ángel le contestó: «Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios, y he sido enviado a hablarte y darte esta buena noticia. 20 Te quedarás mudo y no podrás hablar hasta que suceda todo esto por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su tiempo». 21 La gente estaba esperando a Zacarías y se extrañaba de que permaneciese tanto en el santuario. 22 Cuando salió, no podía hablarles, por lo que comprendieron que había tenido alguna visión en el santuario. Él les hacía señas y permaneció mudo. 23 Al cumplir el tiempo de su ministerio, se fue a su casa. 24 Unos días después, Isabel, su mujer, quedó encinta; estuvo cinco meses sin salir de casa; y se decía: 25 «El Señor ha hecho esto conmigo y me ha librado de la vergüenza ante la gente».
ANUNCIO DEL NACIMIENTO DE JESÚS
26 A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una joven virgen, prometida de un hombre descendiente de David, llamado José. La virgen se llamaba María. 28 Entró donde ella estaba, y le dijo: «Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo». 29 Ante estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo. 30 El ángel le dijo: «No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia ante Dios. 31 Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande y se le llamará Hijo del altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». 34 María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones?». 35 El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios. 36 Mira, tu parienta Isabel ha concebido también un hijo en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses, 37 porque no hay nada imposible para Dios». 38 María dijo: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel la dejó.

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