Tiempo Ordinario: (1ª Parte)
1ª Lectura
Gén 2,18-25
18 El Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; le daré una ayuda apropiada». 19 El Señor Dios formó de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, ya que el nombre que él les diera, ése sería su nombre. 20 El hombre impuso nombre a todos los ganados, a todas las aves del cielo y a todas las bestias del campo; pero para sí mismo no encontró una ayuda apropiada. 21 Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un sueño profundo, y mientras dormía le quitó una de sus costillas, poniendo carne en su lugar. 22 De la costilla tomada del hombre, el Señor Dios formó a la mujer y se la presentó al hombre, 23 el cual exclamó: «Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada hembra porque ha sido tomada del hombre». 24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y son los dos una sola carne. 25 Los dos estaban desnudos, el hombre y su mujer, sin avergonzarse uno del otro.
Salmo Responsorial
Sal 128,1-2
1 Canción de las subidas Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos. 2 Comerás del trabajo de tus manos, serás feliz y todo te irá bien.
Sal 128,3
3 Tu esposa será como parra fecunda en la intimidad de tu casa; tus hijos, como brotes de olivo
en torno a tu mesa.
Sal 128,4-5
4 Así es bendecido el hombre que teme al Señor. 5 Que el Señor te bendiga desde Sión para que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida
Evangelio
Mc 7,24-30
24 Jesús salió de allí y se fue a las regiones de Tiro y de Sidón. Entró en una casa, y no quería que se supiera; pero no pudo pasar inadvertido, 25 pues en cuanto una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, oyó hablar de Jesús, fue y se postró a sus pies. 26 Esta mujer era pagana, sirofenicia de origen, y suplicaba a Jesús que echase de su hija al demonio. 27 Él le respondió: «Deja que se harten antes los hijos, que no está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perros». 28 Ella dijo: «Cierto, Señor; pero también los perros comen debajo de la mesa las migajas de los hijos». 29 Jesús le dijo: «Vete, pues por tus palabras ya ha salido de tu hija el demonio». 30 Ella se fue a su casa, y encontró a la niña echada en la cama y que el demonio se había ido.
1ª Lectura
Gén 2,18-25
18 El Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; le daré una ayuda apropiada». 19 El Señor Dios formó de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, ya que el nombre que él les diera, ése sería su nombre. 20 El hombre impuso nombre a todos los ganados, a todas las aves del cielo y a todas las bestias del campo; pero para sí mismo no encontró una ayuda apropiada. 21 Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un sueño profundo, y mientras dormía le quitó una de sus costillas, poniendo carne en su lugar. 22 De la costilla tomada del hombre, el Señor Dios formó a la mujer y se la presentó al hombre, 23 el cual exclamó: «Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada hembra porque ha sido tomada del hombre». 24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y son los dos una sola carne. 25 Los dos estaban desnudos, el hombre y su mujer, sin avergonzarse uno del otro.
Salmo Responsorial
Sal 128,1-2
1 Canción de las subidas Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos. 2 Comerás del trabajo de tus manos, serás feliz y todo te irá bien.
Sal 128,3
3 Tu esposa será como parra fecunda en la intimidad de tu casa; tus hijos, como brotes de olivo
en torno a tu mesa.
Sal 128,4-5
4 Así es bendecido el hombre que teme al Señor. 5 Que el Señor te bendiga desde Sión para que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida
Evangelio
Mc 7,24-30
24 Jesús salió de allí y se fue a las regiones de Tiro y de Sidón. Entró en una casa, y no quería que se supiera; pero no pudo pasar inadvertido, 25 pues en cuanto una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, oyó hablar de Jesús, fue y se postró a sus pies. 26 Esta mujer era pagana, sirofenicia de origen, y suplicaba a Jesús que echase de su hija al demonio. 27 Él le respondió: «Deja que se harten antes los hijos, que no está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perros». 28 Ella dijo: «Cierto, Señor; pero también los perros comen debajo de la mesa las migajas de los hijos». 29 Jesús le dijo: «Vete, pues por tus palabras ya ha salido de tu hija el demonio». 30 Ella se fue a su casa, y encontró a la niña echada en la cama y que el demonio se había ido.
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