domingo, 23 de enero de 2011

Evangelio 22 de Enero de 2011

  • Primera Lectura: Hebreos 9, 2-3.6-7.11-14
    "Con su propia sangre, Cristo entró para siempre en el santuario"

    Hermanos: La tienda tenía un primer recinto llamado «el lugar santo» en el que se encontraban el candelabro, la mesa y los panes de la ofrenda. Detrás del segundo velo estaba el recinto llamado «el lugar santísimo».
    Dispuestas así las cosas, en la primera parte de la tienda entran en todo tiempo los sacerdotes para celebrar el culto. Pero en la segunda parte no entra más que el sumo sacerdote, una vez al año, llevando siempre sangre que ofrece por sus pecados y por los pecados involuntarios del pueblo.
    Cristo, en cambio, ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Por medio de una tienda más grande y más perfecta, no hecha por hombres, –es decir, no es de este mundo–, mediante su propia sangre y no por medio de la sangre de chivos y de toros, Cristo entró de una vez para siempre en el santuario
    habiendo conseguido una redención eterna.
    Porque, si la sangre de chivos y toros y las cenizas de una ternera con las que se rocía a las personas en estado de impureza, tienen poder para restaurar la pureza exterior, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo a Dios como víctima perfecta, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte para que podamos dar culto al Dios vivo!

  • Salmo Responsorial: 46
    "Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono."

    Todos los pueblos, aplaudan: aclamen a Dios con gritos de alegría: porque el Señor es grande y temible, es el rey de toda la tierra.
    R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono.

    Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al sonido de las trompetas. Toquen para Dios, toquen; toquen para nuestro rey, toquen.
    R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono.

    Porque Dios es el rey de toda la tierra: toquen con destreza. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su santo trono.
    R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono.

  • Evangelio: Marcos 3, 20-21
    "Sus parientes decían que estaba trastornado"

    En aquel tiempo, Jesús regresó a casa con sus discípulos, y acudió tanta gente, que no podían ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron para llevárselo, pues decían que estaba trastornado.

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