martes, 25 de enero de 2011

Evangelio 25 de Enero de 2011

  • Primera Lectura: Hechos 22, 3-16
    "Levántate, recibe el bautismo que por la invocación del nombre de Jesús lavará tus pecados"

    En aquellos días, Pablo dijo al pueblo:
    «Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me eduqué en esta ciudad. Mi maestro fue Gamaliel; él me instruyó en la fiel observancia de la ley de nuestros antepasados; siempre he defendido con pasión las cosas de Dios, como ustedes hoy.
    Yo perseguí a muerte el camino cristiano, encadenando y encarcelando a hombres y mujeres.
    Y de ello pueden dar testimonio el sumo sacerdote y todos los miembros del Consejo. Después de recibir de ellos mismos cartas de presentación para los hermanos, me dirigía a Damasco, con ánimo de traer encadenados a Jerusalén a los creyentes que allí hubiera, para que fueran castigados.
    Iba, pues, camino de Damasco, y cuando ya estaba cerca de la ciudad, hacia el mediodía, de repente brilló a mi alrededor una luz cegadora venida del cielo; caí al suelo, y oí una voz que me decía:
    «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»
    Yo respondí:
    «¿Quién eres, Señor?»
    Me contestó:
    «Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues».
    Los que venían conmigo vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba.
    Yo pregunté:
    «¿Qué debo hacer, Señor?»
    El Señor me respondió:
    «Levántate y vete a Damasco; allí te dirán lo que debes hacer».
    Como no veía nada, debido al resplandor de aquella luz, entré en Damasco de la mano de mis compañeros. Un cierto Ananías, varón piadoso según la ley y muy respetado por todos los judíos que allí vivían, vino a verme y me dijo:
    «Hermano, Saulo, recobra la vista».
    Y en aquel mismo instante recobré la vista y vi a Ananías. El añadió:
    «El Dios de nuestros antepasados te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que veas al Justo y oigas su voz. Porque serás testigo suyo ante todos los hombres de lo que has visto y oído. No pierdas tiempo, ahora; levántate, recibe el bautismo, y purifícate de tus pecados invocando su nombre».

  • Salmo Responsorial: 116
    "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio."

    Que alaben al Señor todos los pueblos, que todas las naciones lo festejen.
    R. Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

    Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre.
    R. Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

  • Evangelio: Marcos 16, 15-18
    "Vayan al mundo y proclamen el Evangelio"

    En aquel tiempo se apareció Jesús a los Once, y les dijo:
    «Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará, pero el que no crea, se condenará. A los que crean, les acompañarán estas señales: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán en lenguas nuevas, cogerán serpientes con sus manos, y, aunque beban un veneno, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos sanarán».

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