martes, 29 de julio de 2008

Evangelio y lecturas para Miercoles 30 Julio 2008

span style="font-family: arial;font-size:100%;" >Tiempo Ordinario: (2ª Parte)
1ª Lectura
Jer 15,10
10 ¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de querella y de discordia para todo el país! No he prestado dinero, no he recibido préstamo, pero todos me maldicen.
Jer 15,16-21
16 Cuando recibía tus palabras yo las devoraba; tus palabras eran mi delicia, la alegría de mi corazón, pues tu nombre se invocaba sobre mí, oh Señor Dios omnipotente. 17 Jamás he ido a divertirme a una reunión de burlones; bajo el peso de tu mano he estado solitario, pues tú me habías llenado de tu ira. 18 ¿Por qué mi dolor no tiene fin? ¿Por qué mi herida es incurable, indócil al remedio? ¿Vas a ser para mí como un arroyo engañador, de aguas caprichosas?
RESPUESTA DEL SEÑOR
19 Entonces me dijo el Señor: «Si vuelves, yo te haré volver y continuarás a mi servicio; y si separas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Ellos volverán a ti, no tú a ellos. 20 Yo te constituiré para este pueblo, cual muralla de bronce inconmovible. Lucharán contra ti, mas no te vencerán, pues yo estaré contigo para salvarte y librarte -dice el Señor-. 21 Te libraré de la mano de los malvados y te arrancaré de las garras de los violentos».

Salmo Responsorial
Sal 59,2-3
2 Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío, protégeme de mis agresores; 3 líbrame de los malhechores, sálvame de los asesinos.
Sal 59,4-5
4 Mira que acechan a mi vida, poderosos conspiran contra mí; 5 sin culpa mía, corren y se lanzan. Despiértate, ven a mi encuentro y mira;
Sal 59,10-11
10 Hacia ti miro, oh fuerza mía, pues tú eres, oh Dios, mi fortaleza; 11 mi Dios viene a mi encuentro con su amor, me hará ver la derrota de mis enemigos.
Sal 59,17
17 Yo, en cambio, cantaré tu poder, aclamaré tu amor por la mañana, pues tú has sido para mí una fortaleza, un refugio en el día de mi angustia.
Sal 59,18
18 Oh fuerza mía, cantaré para ti; sí, oh Dios, mi fortaleza, Dios mío y amor mío.

Evangelio
Mt 13,44-45
44 «El reino de Dios es semejante a un tesoro escondido en el campo. El que lo encuentra lo esconde y, lleno de alegría va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo».EL MERCADER DE PERLAS 45 «El reino de Dios es semejante a un mercader que busca perlas preciosas.

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