miércoles, 6 de agosto de 2008

Evangelio y lecturas para Jueves 7 Agosto

Tiempo Ordinario: (2ª Parte)

1ª Lectura

Jer 31,31-34

31 Vienen días -dice el Señor- en que yo haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. 32 No como la alianza que hice con sus padres cuando los tomé de la mano y los saqué del país de Egipto, alianza que ellos violaron, por lo cual los rechacé -dice el Señor-. 33 Ésta es la alianza que haré con la casa de Israel después de aquellos días -dice el Señor-: pondré mi ley en su interior, la escribiré en su corazón, y seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 34 No tendrán ya que instruirse mutuamente, diciéndose unos a otros: «¡Conoced al Señor!», pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor -dice el Señor-, porque perdonaré su crimen y no me acordaré más de sus pecados.

Salmo Responsorial

Sal 51,12-13

12 Oh Dios, crea en mí un corazón puro, implanta en mis entrañas un espíritu nuevo; 13 no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu;

Sal 51,14-15

14 dame la alegría de tu salvación y que el espíritu generoso me mantenga firme. 15 Enseñaré tus caminos a los descarriados, los pecadores volverán a ti.

Sal 51,18-19

18 Tú no quieres ofrendas ni holocaustos; si te los ofreciera, no los aceptarías. 19 El sacrificio que Dios quiere es un espíritu contrito, un corazón contrito y humillado, tú, oh Dios, no lo desprecias.

Evangelio

Mt 16,13-23

13 Al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el hijo del hombre?». 14 Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o uno de los profetas». 15 Él les dijo: «Vosotros, ¿quién decís que soy yo?». 16 Simón tomó la palabra y dijo: «Tú eres el mesías, el hijo del Dios vivo». 17 Jesús le respondió: «Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque eso no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. 19 Te daré las llaves del reino de Dios; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». 20 Entonces ordenó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el mesías.

PRIMER ANUNCIO DE LA PASIÓN

21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que él tenía que ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos del pueblo, de los sumos sacerdotes y de los maestros de la ley, ser matado y resucitar al tercer día. 22 Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderle: «¡Dios te libre, Señor! ¡No te sucederá eso!». 23 Pero él, volviéndose, le dijo: «¡Apártate de mí, Satanás!, pues eres un obstáculo para mí, porque tus sentimientos no son los de Dios, sino los de los hombres».

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