Tiempo Ordinario: (2ª Parte)
1ª Lectura
Ef 4,7-16
7 Pero cada uno de nosotros hemos recibido un don en la medida en que Cristo nos lo ha querido dar. 8 Por eso dice la Escritura: Subió a lo alto llevando presa a la prisión, repartió dones a los hombres. 9 Eso de que «subió» significa que antes bajó a lo profundo de la tierra. 10 El mismo que bajó es el que subió a lo más alto del cielo, para que se cumpliesen todas las cosas. 11 Él a unos constituyó apóstoles; a otros, profetas; a unos evangelistas, y a otros pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los cristianos en la obra de su ministerio y en la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y al conocimiento completo del Hijo de Dios, y a constituir el estado del hombre perfecto a la medida de la edad de la plenitud de Cristo, 14 para que no seamos niños vacilantes y no nos dejemos arrastrar por ningún viento de doctrina al capricho de gente astuta que induce al error; 15 antes al contrario, practicando sinceramente el amor, crezcamos en todos los sentidos hacia aquel que es la cabeza, Cristo. 16 Por él, el cuerpo entero, trabado y unido por medio de todos sus ligamentos, según la actividad propia de cada miembro, crece y se desarrolla en el amor.
Salmo Responsorial
Sal 122,1-2
1 Canción de las subidas. De David ¡Qué alegría cuando me dijeron:«Vamos a la casa del Señor»! 2 Ya estamos en tus puertas, oh Jerusalén:
Sal 122,3-4
3 Jerusalén, la bien edificada, la ciudad bien unida. 4 Allí suben las tribus, las tribus del Señor, según la norma de Israel, para alabar el nombre del Señor.
Sal 122,4-5
4 Allí suben las tribus, las tribus del Señor, según la norma de Israel, para alabar el nombre del Señor. 5 Allí están los tribunales de justicia, los tribunales de la casa de David.
Evangelio
Lc 13,1-9
1 En aquel momento llegaron algunos anunciándole que Pilato había matado a unos galileos, mezclando su sangre con la de las víctimas que ofrecían en sacrificio. 2 Jesús les dijo: «¿Pensáis que esos galileos eran los más pecadores de todos los galileos porque sufrieron eso? 3 Os digo que no; y, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. 4 ¿Creéis que aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató eran los únicos culpables entre todos los vecinos de Jerusalén? 5 Os digo que no. Todos pereceréis igualmente si no os arrepentís».
PARÁBOLA DE LA HIGUERA
6 Les contó esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña; fue a buscar higos en ella, y no los encontró. 7 Dijo al viñador: Hace ya tres años que vengo a buscar higos en ella y no los encuentro. Córtala. ¿Por qué va a ocupar un terreno inútilmente? 8 El viñador dijo: Señor, déjala también este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, 9 a ver si da higos; si no los da, la cortas».
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