miércoles, 11 de mayo de 2011

Evangelio 12 de Mayo de 2011

  • Primera Lectura: Hechos 8, 26-40
    "Aquí hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?"

    En aquellos días, el ángel del Señor dijo a Felipe:
    «Ponte en camino hacia el sur por la ruta que baja de Jerusalén a Gaza a través del desierto».
    El se puso en camino. Al mismo tiempo un etíope, hombre de confianza y ministro de Candace, reina de los etíopes, y encargado de todos sus tesoros que había ido a Jerusalén en peregrinación, regresaba sentado en su carroza, leyendo al profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe:
    «Acércate y ponte junto a esa carroza».
    Felipe fue corriendo y, al oír que leía al profeta Isaías, le dijo:
    «¿Entiendes lo que estás leyendo»?
    El respondió:
    «¿Cómo lo voy a entender, si nadie me lo explica?»
    Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él. El pasaje que leía era éste: Como oveja fue llevado al matadero; como cordero, mudo ante el esquilador, tampoco él abrió su boca. Por ser humilde no se le hizo justicia. Nadie hablará de su descendencia, porque ha sido arrancado de la tierra.
    El etíope preguntó a Felipe:
    «Te ruego que me digas a quién se refiere el profeta, ¿a sí mismo o otro?»
    Felipe tomó la palabra y, partiendo de este pasaje de la Escritura, le anunció la buena noticia de Jesús. Siguieron su camino y llegaron a un lugar donde había agua. Entonces el etíope dijo:
    «Aquí hay agua. ¿Hay algún impedimento para que me bautices?»
    Entonces, el etíope mandó detener la carroza, ambos se acercaron al agua y Felipe lo bautizó. Después de salir del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El etíope no lo volvió a ver, pero continuó alegre su camino.
    Por su parte, Felipe fue a parar a Asdod; y, desde allí, fue anunciada la buena noticia en todas las ciudades por las que iba pasando hasta que llegó a Cesarea.

  • Salmo Responsorial: 65
    "Tu salvación, Señor, es para todos."

    Pueblos, bendigan a nuestro Dios, hagan oír con fuerza su alabanza: él nos conserva la vida, y no permite que tropiecen nuestros pies.
    R. Tu salvación, Señor, es para todos.

    Vengan a escuchar los que respetan a Dios, y les contaré lo que hizo a mi favor. Mi boca lo invocó, mi lengua lo alabó.
    R. Tu salvación, Señor, es para todos.

    Bendito sea Dios, que no ha rechazado mi súplica ni me ha retirado su amor.
    R. Tu salvación, Señor, es para todos.

  • Evangelio: Juan 6, 44-51
    "Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo"

    En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos:
    «Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no se lo concede; y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Y serán todos instruidos por Dios. Todo el que escucha al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Esto no significa que alguien haya visto al Padre. Solamente Aquél que ha venido de Dios ha visto al Padre.
    Les aseguro que el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y, sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que quien lo coma no muera».
    Jesús añadió:
    «Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy para la vida del mundo»

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