miércoles, 10 de agosto de 2011

Evangelio 10 de Agosto de 2011

  • Primera Lectura: II Corintios 9, 6-10
    "Al que da de buena gana lo ama Dios"

    Hermanos: Recuerden que el que poco siembra, cosecha poco, y el que mucho siembra, cosecha mucho. Cada cual dé lo que su corazón le diga y no de mala gana ni por compromiso, pues Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para colmarlos de toda clase de favores, a fin de que, teniendo siempre todo lo necesario, puedan participar generosamente en toda obra buena. Como dice la Escritura: “Repartió a manos llenas a los pobres; su justicia permanece eternamente”.
    Dios, que proporciona semilla al sembrador y le da pan para comer, les proporcionará a ustedes una cosecha abundante y multiplicará los frutos de su justicia.

  • Salmo Responsorial: 111
    "Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta"

    Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes. Dios bendice a los hijos de los buenos.
    R. Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta

    Quienes, compadecidos, prestan y llevan su negocio honradamente jamás se desviarán; vivirá su recuerdo para siempre.
    R. Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta.

    No temerán malas noticias, puesto que en el Señor viven confiados. Firme está y en paz su corazón, pues vencidos verán a sus contrarios.
    R. Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta

    Al pobre san limosna, obran siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria.
    R. Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta

  • Evangelio: Juan 12, 24-26
    "El que me sirve será honrado por mi Padre"

    En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
    «Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, asegura para la vida eterna.
    El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre».

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