jueves, 30 de octubre de 2008

Evangelio jueves 30 de octubre

Tiempo Ordinario: (2ª Parte)

1ª Lectura

Ef 6,10-20

10 En definitiva, cobrad fuerzas en el poder soberano del Señor. 11 Revestíos de la armadura de Dios para que podáis resistir las tentaciones del diablo. 12 Porque nuestra lucha no es contra gente de carne y hueso, sino contra los principados y potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal, que moran en los espacios celestes. 13Por esto, recibid la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y ser perfectos en todo. 14 Manteneos firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, revestidos con la coraza de la justicia 15 y teniendo calzados los pies, prontos para anunciar el evangelio de la paz. 16 Empuñad en todas las ocasiones el escudo de la fe, con el cual podáis inutilizar los dardos encendidos del Maligno. 17 Tomad también el yelmo de la salud y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, 18 orando sin cesar bajo la guía del Espíritu con toda clase de oraciones y súplicas; estad alerta y pedid constantemente por todos los creyentes; 19 pedid también por mí, para que Dios ponga en mis labios las palabras adecuadas y anuncie con valentía el plan secreto de Dios, el evangelio, 20 del que soy un embajador encadenado, hablando con valor y como debo hacerlo.

Salmo Responsorial

Sal 144,1

1 De David Bendito sea el Señor, mi roca, que adiestra mis manos para la batalla

y mis puños para el combate;

Sal 144,2

2 mi amor, mi fortaleza, mi ciudadela y mi libertador, el escudo con el que me protejo, el que somete a los pueblos bajo mi poder.

Sal 144,9-10

9 Oh Dios, voy a cantarte un cantar nuevo,a tocar para ti la lira de diez cuerdas. 10 Tú das a los reyes la victoria, tú salvas a tu siervo David de la espada mortal.

Evangelio

Lc 13,31-35

31 En aquel momento se acercaron unos fariseos, y le dijeron: «Anda, vete de aquí, porque Herodes quiere matarte». 32 Y él les dijo: «Id y decid a ese zorro: Hoy y mañana seguiré echando demonios y haciendo curaciones, y pasado mañana terminaré. 33 Por lo demás, seguiré mi camino hoy, mañana y pasado mañana, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén».

APÓSTROFE A JERUSALÉN

34 «¡Jerusalén, Jerusalén!, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como una gallina a sus polluelos bajo las alas, y no has querido! 35 Sabed que vuestra casa se queda abandonada. Y os digo que ya no me veréis hasta que llegue el momento en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor».

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