jueves, 30 de octubre de 2008

Evangelio viernes 31 de octubre 2008

Tiempo Ordinario: (2ª Parte)

1ª Lectura

Flp 1,1-11

1 Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los cristianos que viven en Filipos con sus obispos y diáconos. 2 Os deseamos la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y de Jesucristo, el Señor.

ACCIÓN DE GRACIAS Y SÚPLICAS

3 Siempre que me acuerdo de vosotros doy gracias a mi Dios; 4 y cuando pido por vosotros en mis oraciones, lo hago con alegría, 5 por vuestra participación en el progreso del evangelio desde el primer día hasta ahora, 6 persuadido de que quien comenzó en vosotros la buena obra la llevará a feliz término para el día de Cristo Jesús. 7 Es justo que yo sienta así de todos vosotros, pues os llevo en el corazón, ya que compartís conmigo el privilegio de estar preso y de defender y consolidar el evangelio. 8 Dios es testigo de todo lo que os quiero en las entrañas de Cristo Jesús. 9 Y le pido que vuestro amor crezca cada día más en conocimiento y en discreción, 10 para que sepáis discernir lo más perfecto, a fin de que seáis puros e irreprensibles para el día de Cristo, 11 llenos de frutos de justicia por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.

Salmo Responsorial

Sal 111,1-2

1 ¡Aleluya! Doy gracias al Señor de todo corazón en la reunión de los hombres justos y en la asamblea general. 2 Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman.

Sal 111,3-4

3 Su obra resplandece de esplendor y su justicia permanece para siempre. 4 Él ha hecho memorables sus milagros, el Señor es misericordioso y lleno de ternura.

Sal 111,5-6

5 Él da de comer a sus leales y recuerda siempre su alianza.6 Manifiesta a su pueblo el poder de sus obras, dándole la heredad de las naciones.

Evangelio

Lc 14,1-6

1 Un sábado fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos; éstos lo estaban acechando. 2 Delante de él había un hombre hidrópico. 3 Jesús preguntó a los doctores de la ley y a los fariseos: «¿Está permitido curar en sábado o no?». 4 Y ellos se quedaron callados. Jesús le agarró de la mano, lo curó y lo despidió. 5 Luego les dijo: «¿Quién de vosotros, si su hijo o un buey cae a un pozo, no lo saca inmediatamente, aunque sea sábado?». 6 Y no pudieron responderle.

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