Tiempo Ordinario: (2ª Parte)
1ª Lectura
Ef 6,1-9
1 Hijos, obedeced a vuestros padres por amor al Señor, porque esto es de justicia. 2 Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), 3 para que seáis felices y tengáis larga vida sobre la tierra. 4 Y vosotros, padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino educadlos en la disciplina y en la corrección como quiere el Señor.
DEBERES DE LOS ESCLAVOS Y DE LOS AMOS
5 Esclavos, obedeced a vuestros amos temporales con respeto, lealtad y de todo corazón, como si fuera a Cristo; 6 servidles no sólo cuando os ven, como para quedar bien con ellos, sino como esclavos de Cristo, haciendo de corazón la voluntad del Señor; 7 servidles de buena gana, como si fuera al Señor y no a hombres, 8 considerando que el Señor retribuirá a cada uno todo el bien que haga, lo mismo al esclavo que al libre. 9 Y vosotros, amos, haced con ellos las mismas cosas, dejándoos de amenazas, considerando que ellos y vosotros tenéis un mismo amo en el cielo, para el que todos son iguales.
Salmo Responsorial
Sal 145,10-11
10 Te alabarán, Señor, todas tus obras, y tus fieles te bendecirán; 11 anunciarán la gloria de tu reino y hablarán de tus proezas,
Sal 145,12-13
12 explicando a los hombres tus proezas y la gloria deslumbrante de tu reino. 13 Tu reino es un reino eterno y tu imperio dura por todas las edades. El Señor es fiel a su palabra, leal en todas sus acciones.
Sal 145,13-14
13 Tu reino es un reino eterno y tu imperio dura por todas las edades. El Señor es fiel a su palabra, leal en todas sus acciones. 14 El Señor sostiene a todos los que caen, endereza a los que están doblados.
Evangelio
Lc 13,22-30
22 Camino de Jerusalén, iba recorriendo pueblos y aldeas, enseñando. 23 Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Le respondió: 24 «Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. 25 Una vez que el amo de la casa se haya levantado y cerrado la puerta, os quedaréis fuera y comenzaréis a llamar a la puerta: ¡Señor, ábrenos! 26 Y empezaréis a decir: Hemos comido y bebido contigo, tú has enseñado en nuestras plazas. 27 Pero él os dirá: No sé de dónde sois; apartaos de mí, agentes de injusticias. 28 Allí será el llanto y el rechinar de dientes cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras que vosotros sois echados fuera. 29 De oriente y de occidente, del norte y del sur vendrán a sentarse a la mesa en el reino de Dios. 30 Pues hay últimos que serán primeros y hay primeros que serán últimos».
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