miércoles, 18 de mayo de 2011

Evangelio 19 de Mayo de 2011

  • Primera Lectura: Hechos 13, 13-25
    "Del linaje de David Dios hizo nacer un Salvador"

    En aquellos días, Pablo y los suyos se embarcaron en Pafos y Ilegaron a Perge de Panfilia. Pero Juan los dejó y regresó a Jerusalén. Ellos, pasando más allá de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia. Allí entraron en la sinagoga el sábado y se sentaron. Acabada la lectura de la ley y de los profetas, los jefes de la sinagoga mandaron a decirles:
    «Hermanos, si tienen algo que decir a la asamblea, hablen».
    Pablo entonces se levantó, impuso silencio con la mano y dijo:
    «Israelitas y los que honran a Dios, escuchen: El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros antepasados y engrandeció al pueblo durante su permanencia en Egipto; después los sacó de allí con gran poder, y por espacio de cuarenta años los cuidó en el desierto. Después de destruir siete naciones en el país de Canaán, les dio su tierra en herencia. Esto duró unos cuatrocientos cincuenta años. Después les dio jueces hasta los tiempos del profeta Samuel.
    Pidieron luego un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años. Al destituir a Saúl de su cargo, nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: He encontrado a David, hijo de Jesé, un hombre según mi corazón, el cual hará siempre mi voluntad.
    De su descendencia, Dios, según su promesa, sacó para Israel un Salvador, Jesús. Antes de su venida, Juan había predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo de penitencia. El mismo Juan, a punto ya de terminar su ministerio, decía:
    “Yo no soy el que ustedes creen. Detrás de mí viene uno a quien no soy digno de desatar las sandalias”».

  • Salmo Responsorial: 88
    "Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor."

    Cantaré eternamente el amor del Señor, anunciaré por siempre tu fidelidad, proclamaré: «Tu amor está consolidado para siempre, tu fidelidad está firme en los cielos».
    R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.

    He hallado a mi siervo David, y lo he ungido con mi óleo santo; mi mano está siempre con él, mi brazo lo fortalecerá.
    R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.

    Mi fidelidad y mi amor estarán con él, en mi nombre triunfará. El me dirá: «Tú eres mi padre, mi Dios, la roca que me salva».
    R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.

  • Evangelio: Juan 13, 16-20
    "El que recibe al que yo envío, me recibe a mí"

    En aquel tiempo, después de lavar los pies a sus discípulos, Jesús les dijo:
    «Yo les aseguro que un siervo no puede ser mayor que su señor, ni un enviado puede ser superior a quien lo envió. Sabiendo esto, serán dichosos si lo ponen en práctica. No estoy hablando de todos ustedes: yo sé muy bien a quiénes elegí. Pero hay un texto de la Escritura que debe cumplirse: El que come mi pan, se ha puesto en contra mía. Les digo estas cosas ahora, antes de que sucedan, para que cuando sucedan crean que yo soy.
    Les aseguro que todo el que reciba a quien yo envíe, me recibe a mí mismo y, al recibirme a mí, recibe al que me envió».

No hay comentarios: